En una tarde soleada, mientras paseaba por el parque junto a su dueño, Rex, un labrador dorado, presenció un niño que caía al río en medio de una corriente rápida. Sin pensarlo dos veces, Rex saltó al agua y nadó contra la corriente, agarrando al niño por la camisa y llevándolo a la orilla. Su valentía y rapidez de reflejos salvaron al niño de un destino potencialmente fatal.
